Todos hemos escuchado alguna vez que alguien tuvo “un TEC”. A veces, agregan que es “cerrado” o “abierto”. Siempre suena a algo muy grave, pero pocos saben realmente qué significa.
La sigla TEC alude a un Traumatismo Encéfalo Craneano. En palabras simples: un daño en el cerebro, producto de una acción traumática en el cráneo.
Quizás la definición más simple es la que entrega la FDA de Estados Unidos. Según esta institución, “un movimiento repentino de la cabeza y el cerebro puede hacer que este rebote o se retuerza en el cráneo”. Como resultado, las células cerebrales se lesionan, vasos sanguíneos se rompen y ocurren cambios químicos que afectan la función cerebral de diferentes maneras.
Como agrega uno de los manuales del laboratorio Merck, Sharp & Dohme (más conocidos como “manuales MSD”), cuando un traumatismo afecta el cráneo, el tejido cerebral se ve alterado temporal o permanentemente. Por eso, al comienzo la mayoría de las personas afectadas pierden el conocimiento por algunos segundos o minutos; a veces sufren amnesia o síntomas de confusión o sufren convulsiones que pueden durar desde una hora hasta el primer día completo. Luego, algunos pacientes recuperan una cierta normalidad, mientras que otros enfrentan alteraciones de consciencia o incluso entran en estado de coma.
No todos los TEC son iguales. Más allá de espectro de síntomas de diferente gravedad que cada caso tiene, existen dos tipos básicos:
Según la FDA, en Estados Unidos cerca del 75% de los casos de TEC (es decir, 3 de cada 4) son leves, lo que significa que solo se producen daños microscópicos. Pero, aun así, pueden enfrentar síntomas de cuidado como:
En los casos más graves, con daños macroscópicos, puede haber dificultades para hablar, debilidad en los brazos y piernas y problemas a la hora de articular el pensamiento o enfrentar un proceso de aprendizaje. Lamentablemente, también puede producir la muerte.
Entre las consecuencias más comunes, están:
En los casos más graves, pueden producirse alteraciones motoras de tipo espástico, pérdidas sensitivas, pérdida de funciones cognitivas, incluso caer en un estado vegetativo persistente.
La mayoría de las causas que llevan a que se produzca un TEC son evitables o prevenibles. Por ejemplo:
La función neurológica tiende a mejorar durante al menos 2 años tras un traumatismo craneoencefálico, y es más rápida en los primeros 6 meses.
Según el manual MSD, el tratamiento inicial consta de apoyo respiratorio, oxigenación y el control de la presión arterial, todo lo cual ayuda a prevenir nuevas complicaciones. A veces, se necesita cirugía para un mayor control de la presión intracraneana. Y luego, muchos pacientes necesitan rehabilitación.
Ahí es donde la terapia TrainFES puede ayudar.
“La terapia TrainFES se puede usar para optimizar la rehabilitación, principalmente en la afectación del área motora”, explica la doctora Soledad Contreras, Médico Fisiatra.
“Va a ayudar a activar la musculatura que está débil, a mejorar la coordinación de los movimientos, a modular el tono muscular, el control de la pelvis, el poder ponerse de pie, incluso la rehabilitación de la marcha. Podemos usar TrainFES también para trabajar en los trastornos de la deglución, es decir, en las dificultades que tiene una persona para tragar”, agrega.
Según el manual MDS, los mejores resultados en rehabilitación post TEC se obtienen cuando se cuenta con un equipo multidisciplinario que combine fisioterapia, terapia ocupacional y cognitiva, y apoyo en las necesidades sociales y emocionales del paciente. El trabajo con el grupo familiar que ofrece TrainFES, en este sentido, es clave.
Y no sólo lo anterior es muy importante, sino que también la telerehabilitación puede jugar un papel clave, debido a sus beneficios en términos de continuidad terapéutica.
Un accidente cerebrovascular (ACV) es una emergencia médica que ocurre cuando se interrumpe el suministro de sangre hacia el cerebro debido a un bloqueo del flujo (ACV isquémico), o cuando existe una hemorragia en el interior de este a causa de la rotura de un vaso sanguíneo (ACV hemorrágico).
Una lesión medular (LM) implica daño en cualquier parte de la médula espinal o en los nervios del extremo del canal espinal, y a menudo causa daños en las funciones del cuerpo debajo del sitio de la lesión.
Una lesión de tipo neurológica puede afectar a diversos sistemas de nuestro cuerpo, como las habilidades cognitivas, sensitivas, motoras e incluso el equilibrio.