Se ha constatado que muchos de los contagiados han presentado accidentes cerebrovasculares, incluso cuando no pertenecen a la población de riesgo. ¿Por qué? A continuación te damos algunas claves.
Pese a que el Covid-19 está en pleno proceso de investigación, ya se conocen varios de sus efectos en el organismo. Sin embargo, los síntomas o daños neurológicos están menos avanzados. Aunque no es habitual, ya se han registrado casos en los que el virus produce una acción en cadena, que termina en accidentes cerebrovasculares (ACV), incluso en pacientes jóvenes que no tienen enfermedades basales previas.
Tal como explica un artículo de la Clínica Las Condes, esto ocurre específicamente en las grandes arterias cerebrales -oclusión arterial de gran vaso-, producto de la infección por el coronavirus.
¿Por qué ocurre esto? Debido a que la infección provoca una respuesta inflamatoria del organismo completo. Por ejemplo, se ven afectados pulmones y otros órganos, lo que produce una activación de la cascada de coagulación.
Es por esto que no solo se han visto casos de trombosis, sino también trombosis venosas profundas y tromboembolismos pulmonares. De hecho, el artículo afirma que de los pacientes contagiados, entre un 2,5 y el 5%, tiene algún elemento de trombosis en algún órgano. Es así como los especialistas se han planteado el uso de anticoagulantes.
El Doctor Jose Biller, presidente de neurología del Centro Médico de la Universidad de Loyola y profesor de la Facultad de medicina Chicago Stritch de la Universidad de Loyola, explica en esta nota que el accidente cerebrovascular puede ser el resultado de varios mecanismos. Entre ellos, una respuesta inflamatoria aumentada, mayor tendencia a la coagulación sanguínea y daños en las capas internas de los vasos sanguíneos.
Asimismo, el artículo recalca que la atención de un ACV debe ser oportuna y las personas no deben esperar para consultar por temor a contagiarse; 15 minutos pueden hacer la diferencia.
Recuerda que las secuelas de un ACV suelen ser severas. Como vimos en el blog 4 consecuencias de un accidente cerebrovascular, puede ocasionar problemas de deglución, parálisis facial y corporal, problemas de habla y pérdida de la visión.
Hasta el minuto se conoce un estudio a cargo de investigadores de las universidades de Cincinnati, Brescia, Piamonte Oriental y Sassari que reveló justamente que los ACV son la consecuencia más común a nivel neurológico, y podría generar alertar sobre la presencia del patógeno.
Para llegar a estas conclusiones, tomaron una muestra de 725 personas con Covid-19 y 16% presentaron síntomas neurológicos graves, por lo que fueron sometidos a exámenes y análisis.
Del estudio, finalmente se desprendió que 37% de ellos sufrió un accidente cerebrovascular. De los 108 con daño neurológico, un 30% no tenían antecedentes médicos conocidos y sus edades fluctúan entre los 16 a 62 años. 12 de estos últimos, a pesar de no tener antecedentes, tuvieron un ACV, 10 isquémicos y 2 hemorrágicos.
Tal como vimos en un anterior blog, el FES puede ayudar a la recuperación de pacientes con COVID-19. Principalmente porque puede prevenir la debilidad muscular adquirida en la Unidad de Pacientes Críticos, acelerar el proceso de extubación y la rehabilitación precoz del trastorno de la deglución post intubación.
Cuando un traumatismo afecta el cráneo, el tejido cerebral se ve alterado temporal o permanentemente. Por eso, al comienzo la mayoría de las personas afectadas pierden el conocimiento por algunos segundos o minutos.
Cada 29 de octubre se conmemora el Día Mundial de la Prevención del Accidente Cerebrovascular, fecha acordada con el objetivo de visibilizar la importancia de saber acerca de esta emergencia médica que, de no ser tratada a tiempo, genera secuelas que van desde parálisis motora hasta la muerte.
Un infarto medular ocurre cuando hay una reducción del flujo sanguíneo al interior de la columna vertebral, es decir, como resultado de una isquemia originada en una arteria extravertebra