Las consecuencias de un accidente cerebrovascular (ACV) suelen cambiar la vida de quienes lo sufren, con secuelas que van desde parálisis motora hasta la pérdida de la capacidad de comprender o expresar el lenguaje, es decir, de comunicarse.
Este trastorno es conocido como afasia y, además del habla, puede afectar la forma en que la persona escribe y comprende el lenguaje escrito y oral. A veces también dificulta entender lo que otros están diciendo.
Según explica Mayo Clinic, la afasia suele presentarse después de un ACV, un traumatismo encéfalo craneano o una enfermedad neurodegenerativa que cause un daño progresivo. También puede aparecer a causa de un tumor cerebral de desarrollo lento o una enfermedad que cause daño progresivo y permanente.
El Instituto Nacional de la Sordera y Otros Trastornos de la Comunicación (NIDCD) de Estados Unidos agrega que la afasia es causada por un daño en las partes del cerebro responsables del lenguaje que, en la mayoría de las personas, están del lado izquierdo.
La Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos detalla que puede generarse por los siguientes diagnósticos:
Cualquier persona puede desarrollar afasia, y la mayoría de los afectados son de edad mediana o mayores.
Las siguientes conductas son frecuentes en quienes sufren de este trastorno:
Existen diversos tipos de Afasia, las de la vertiente expresiva, comprensiva, mixta. Dentro de las Afasias por daño cortical (ocurre un daño en la corteza cerebral) encontramos 5 tipos principales:
Comunicarse es clave para el desarrollo personal y social. Por ende, cuando esta capacidad se ve mermada, los efectos pueden abarcar todas las actividades cotidianas desde el trabajo, las relaciones interpersonales o el normal funcionamiento diario.
La dificultad para expresar deseos y necesidades puede provocar vergüenza, frustración, aislamiento y depresión. Al mismo tiempo, pueden aparecer efectos como mayores dificultades para desplazarse y problemas con la memoria y el razonamiento.
El tratamiento principal para la afasia apunta a la afección que la causa, junto con la terapia del lenguaje. Así, la persona vuelve a adquirir las habilidades del lenguaje y aprende a usar otras formas de comunicarse. Los familiares generalmente participan y ayudan en el proceso.
Algunos factores que influyen en el nivel de mejora incluyen la causa de la lesión en el cerebro, el área que fue dañada y su extensión, junto con la edad y la salud de la persona.
Otro factor que influye es el acceso oportuno a la terapia y la intensidad de esta en las etapas agudas. En etapas más crónicas, es importante la especificidad de la terapia, la intervención en la Actividad y Participación de la persona y el acompañamiento a él/ella y su familia.
Quienes conviven con alguien con afasia pueden adoptar gestos o actitudes que ayudan a mejorar la comunicación, teniendo siempre en cuenta que la contraparte presenta problemas para expresarse y adaptándose a sus capacidades.
Algunos consejos de los expertos son:
Las consecuencias de un accidente cerebrovascular suelen ser graves y con serios efectos en la calidad de vida. Sin embargo, con la rehabilitación adecuada y constancia, es posible obtener una importante recuperación.
Para el paciente puede ser complicado y frustrante el no comunicarse como lo hacía antes, ya que este trastorno no solo afecta el habla, sino también la lectura, escritura o comprensión, entre otras.
La buena noticia es que la neuroplasticidad, que es la potencialidad del sistema nervioso para modificarse y formar conexiones en respuesta a la información nueva, puede ayudar a que las áreas sanas y circundantes del cerebro hagan el relevo y se recuperen funciones.
La investigación ha demostrado que las habilidades del lenguaje y de la comunicación continúan mejorando por muchos años y a veces traen una actividad nueva en el tejido cerebral cerca del área dañada.
La metodología TrainFES está conformada por entrenamiento funcional, tecnología y acompañamiento permanente para posibilitar el reaprendizaje neuronal de los movimientos perdidos. Pero además, cuenta con un equipo multidisciplinario que incluye a terapeutas ocupacionales y fonoaudiólogos, que son los profesionales que lideran esta rehabilitación.
La terapia ocupacional y la terapia del habla son fundamentales para ayudar a recuperar las capacidades cognitivas afectadas por un ACV u otro problema detonador de la afasia. Es el gold standard para la recuperación y optimización de las habilidades lingüísticas y comunicativas del usuario y su medio. Se encarga de buscar y favorecer la reinserción de la persona en sus contextos: familiar, social y laboral de manera que sus dificultades producto de la afasia u otros problemas de la esfera motora tengan el mínimo impacto posible en su calidad de vida.
Así, al retomar las capacidades de comunicación, el paciente además mejorará la memoria, el procesamiento, la resolución de problemas, las habilidades sociales, el juicio y la conciencia de seguridad.
La terapia fonoaudiológica en TrainFES es altamente específica y puede utilizar herramientas tecnológicas como estimulación cerebral no invasiva. Está diseñada para favorecer la eficacia comunicativa y restaurar, en lo posible, la capacidad de expresión verbal de la persona. También busca acompañar a corto, mediano y largo plazo a los usuarios/as y sus familias.
Un accidente cerebrovascular (ACV) es una emergencia médica que ocurre cuando se interrumpe el suministro de sangre hacia el cerebro debido a un bloqueo del flujo (ACV isquémico), o cuando existe una hemorragia en el interior de este a causa de la rotura de un vaso sanguíneo (ACV hemorrágico).
El drop foot (o "pie caído") es una las dificultades motoras más frecuentes en pacientes que sobreviven a un ACV.
Debilidad muscular, problemas de equilibrio y coordinación, y dificultad para caminar son algunos de los síntomas de la esclerosis múltiple (EM), enfermedad del sistema nervioso central (conformado por el cerebro y la médula espinal) que puede provocar discapacidad.